El amor nos encuentra: en una taza de café compartida en pleno invierno, en su perfume en nuestra almohada, en el mensaje que nos pregunta cómo estamos, si llegamos bien, si ya estamos en casa.
Pero el amor también, es desencuentro: es distancia y es hastío, es imposibilidad y desencanto. Es el vaso de whisky que intenta fallidamente olvidar, es la ausencia de su cuerpo en nuestras sábanas, es el mensaje que dice que ya no, que no se puede, que ya basta.
El amor descansa en esa tensión dialéctica que subyace entre el sí o el no de quienes se aman, o se amaron...
de quienes de buscan, se pierden, se desarman.
Los cuatro poemas de esta colección se sumergen en esa vicisitud constante que implica, implicó o implicará toda historia de amor, intentando no explicar, sino más bien reflejar o exteriorizar ese medio que no es ni principio ni final, ese medio que a veces lo parece todo y a veces nos sabe a nada.